3 componentes de un verdadero cambio de vida hacia la prosperidad
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Por Milciades Villalba

Fecha | 13/07/2015
Los seres humanos somos multidimensionales; cualquier cambio en nuestra vida involucra al menos tres aspectos de nuestro ser: Los pensamientos, las emociones y el cuerpo.
Muchas personas reciben la idea, el conocimiento de lo que debe hacer para cambiar su vida y prosperar, pero no logran convertir esas ideas en sus hábitos, no logran aprenderlo físicamente para desarrollar habilidades que mejoren sus resultados.
 
Para detectar en qué paso del proceso surge el fallo, vamos analizar brevemente cada elemento:

El conocimiento

Toda nuestra vida (nuestros hábitos, nuestras actitudes e incluso los genes de nuestras células) se configura y funciona de acuerdo a los pensamientos que hemos interiorizado e integrado a lo que somos.
Los pensamientos interiorizados o integrados a nuestra vida constituyen nuestras creencias, funcionan como un programa, un sistema integrado de conocimientos que utilizamos para dar un significado a nuestras circunstancias de vida. Conforme al programa que tenemos instalado en la mente (podemos llamarlo mentalidad) vemos e interpretamos el mundo de una manera determinada, y damos respuesta a nuestros problemas.
Cuando el programa que tenemos instalado (los pensamientos recurrentes que tenemos, la mentalidad que nos caracteriza) resulta obsoleto para dar respuesta a los problemas que nos tocan enfrentar, el único camino para progresar es cambiar, modificar la mente, introducir nuevas ideas, pensar de manera distinto.
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En el siglo XXI vivimos en la sociedad de la información y el conocimiento. Gracias a la Internet el conocimiento se democratiza, cualquiera puede acceder a la información que necesita para progresar. Incluso las verdades que antes se consideraban ocultas, hoy salen a la luz y se difunden por doquier. Por tanto, los conocimientos dejan de ser una limitante para prosperar.
Sin embargo, vale considerar la fuente del conocimiento que uno va incorporar en su vida. No todo lo que se encuentra en internet es cierto. A la hora de diferenciar, el único elemento a que recurro es la autoridad de la fuente. Qué significa? que la información sea avalada por experto en la materia, que no solo han tenido la idea, sino que la han puesto en práctica y con esa práctica lograron los resultados que yo deseo para mi vida.

Las emociones

Aristóteles había definido al ser humano como “animal racional” y el racionalismo moderno llegó a endiosar la razón y la ciencia a nivel de una panacea universal. Sin embargo, las grandes decisiones que marcaron el rumbo de la humanidad, como las grandes decisiones que marcan el surco de la vida de una persona, siguen siendo emocionales.
Cuando recibimos una nueva idea, o una oportunidad concreta, que nos invita a cambiar, puede surgir en nosotros innumerables emociones, que pueden ser positivas o negativas, dependiendo de nuestra estructura mental y emocional que mencionamos arriba y  discutimos en el artículo anterior, Cinco pasos para re-programar la mente para la prosperidad.
Las emociones son positivas cuando la idea u oportunidad que tenemos a la vista nos conecta con nuestros sueños, con el propósito de nuestra vida, con aquello que tiene un valor supremo para nosotros y es la fuente de nuestra felicidad. Esas emociones nos producen paz, inspiración, entusiasmos, y nos sentimos conectados a nuestra fuente de poder. Los grandes líderes, los grandes hacedores, las personas de grandes éxitos viven en este estado mental, logran con facilidad desarrollar las habilidades físicas necesarias, su cuerpo se llena de energía y todos sus sentidos se prestan para producir grandes acciones y grandes resultados.
La mayoría de las personas no se sienten así ante una situación de cambio, entienden que deben cambiar, incluso cuáles son los cambios que debe hacer, pero no logran generar la energía necesaria para entrar en acción y efectuar resultados. ¿Cuál es la raíz de esta falla?
Recuerdo cuando le hablé a un amigo de una oportunidad de negocio. Afiebrado en la emoción del entusiasmo yo le dije: “encontré la oportunidad para que tu y yo seamos ricos”.
Él me miró raro y me responde: “A quién hay que matar o qué banco vamos a robar”
Ahora comprendo por qué esa fue su respuesta. En su sistema de pensamiento estaba arraigada la idea de que los ricos acumulan su riqueza mediante alguna práctica malévola, y por lo tanto, algo malo (matar o robar a alguien, o matarse uno mismo trabajando, etc.), algo desagradable hay que hacer para volverse rico. En su sistema de pensamiento no existía un medio justo, decente y agradable para lograr riqueza.
Como es lógico, si ahora mi amigo considera mis conclusiones, probablemente no esté de acuerdo conscientemente con este juicio mío, pero las emociones, por lo general, responden a conceptos arraigados en el subconsciente. Por lo general no somos conscientes de las ideas falsas que sustentan nuestras emociones negativas, no nos damos cuenta por qué exactamente algo no nos gusta o no nos entusiasma.
Esos conceptos subconscientes incluyen:
  • el concepto que uno tiene de sí mismo, su auto imagen;
  • el concepto que uno tiene de los demás, si la gente es buena o malvada por naturaleza;
  • el concepto que uno tiene del mundo que le rodea, si creemos que el mundo que nos rodea es un ambiente pacífico y acogedor, o un ambiente hostil y peligroso, donde es mejor desconfiar y temer, que confiar y tener esperanza.

Dependiendo de dichos conceptos fundamentales, las emociones más recurrentes en nosotros serán o positivas o negativas. Esos sistemas de creencias y emociones determinan nuestra actitud general ante la vida, y específicamente, nuestra actitud ante la riqueza, la gente rica, y las oportunidades reales que nos podrían conducir hacia una vida de prosperidad y abundancia.

Cuando mi amigo me dio la respuesta que describí arriba, yo me detuve a explicarle exactamente en qué consistía la oportunidad y por qué el plan era perfecto para lograr prosperidad. Él me escuchó, pero seguía angustiado, como si le hablara de una tragedia o algo sumamente peligroso.
Finalmente liberó sus emociones y me dijo: “parece que te lavaron el cerebro”, recuperó la sonrisa y se fue.
Ojala existiera algo parecido, un sistema de lavado rápido de cerebro; yo sería el primero en la fila, porque sé de lo difícil que resulta liberarse de los pensamientos limitantes, las emociones negativas, los nuero-péptidos y todos los efectos químicos que producen en el cerebro, en las glándulas y en la sangre las emociones de temor, impotencia, rabia, etc.

Las acciones

¿Conoces a alguien que aprendió andar en bicicleta, pero un tiempo después desaprendió esa capacidad? ¿Escuchó alguna vez la frase “yo sé porque yo lo hice, yo lo viví, o yo lo experimenté”? las cosas que aprendemos físicamente, está integrada al sistema nervioso, se graba en nuestras células, no las olvidamos así fácilmente, se integra a lo que somos.
El conocimiento es un poder en potencia, que sólo se convierte en poder cuando pasa del dominio del pensamiento al dominio de la acción. Solo la acción provoca resultados que puedan marcar una diferencia concreta en nuestra vida.
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La importancia de entrar en acción es doble. Además del punto anterior, que se refiere a que la acción es el único medio para provocar resultados concretos en el mundo material, hay otra razón importante de la acción. Esta importancia radica en que el ser humano no actúa por actuar, cada conducta que realiza requiere de una justificación o fundamento racional. Cuando hacemos algo, siempre tenemos una explicación a esa acción, es decir, procuramos que nuestra acción y nuestro modo de pensar coincidan.
En ocasiones, fingimos ser y terminamos siendo. Entrar en acción desafía nuestros sistemas de creencias, desactiva nuestras programaciones y genera el proceso de crisis necesario para una atar los cabos sueltos y generar una nueva red neuronal, un nuevo esquema que constituirá nuestra nueva manera ser.
No esperes a leer todos los libros para empezar accionar, es imposible saber todo (lo digo porque soy uno de los que les cuesta actuar, y les gusta entretenerse con la teoría), no te frenes por lo que dirán, por lo que opinará tu papá o tu abuela. Accionar producirá grandiosos beneficios en flexibilizar tu mente para abrirse a nuevas ideas, nuevos conocimientos, al mismo tiempo que te brindará un gran alivio emocional a la hora de enfrentar tus miedos. La mejor cura para el miedo es la acción.
El éxito es como un juego. Cuando más lo juegas, juegas mejor y ganas más, y cuando más se gana, aumenta la confianza, la energía, la creatividad, el entusiasmo por jugar y ganar. Pero hay que jugarlo, todos los días, como hacen los campeones, expertos en sus disciplinas, que se pasan practicando día y noche hasta convertir en habilidades sus ideas brillantes.
Entra en acción, dentro de poco caminar hacia el éxito puede ser tan sencillo y placentero como andar en bicicleta.
 

La tarea para ti

Por último, te dejo dos ejercicios para llevar a la práctica los conceptos que te acabo de exponer:
Primero: Auto-análisis; conócete a ti mismo.
  • ¿En qué consiste para mí la riqueza? Y ¿En qué consiste la pobreza?
  • ¿En qué he estado pensando que ha hecho de mi lo que soy hoy?
  •  ¿Qué pensamientos han obstaculizado mi prosperidad?
  • ¿Quiénes han influenciado en el programa de pensamiento que rige mi vida?
  • ¿Mis familiares, amigos, profesores, tienen pensamientos que pudieran llevarme a la riqueza? ¿Son personas que prosperan? ¿Qué aprendo de mis amigos respecto a la prosperidad? Te sugiero que leas el artículo ¿Qué es prosperidad?
  • ¿Qué tipo de libros, música, programas de tv, película, son los que me gustan? ¿Por qué?
  • ¿Qué debo pensar para conducir mi vida hacia mis sueños?

 

Segundo: Auto-sugestión: utiliza el poder de las afirmaciones para transformar tu mente.
Crear pensamientos que generen una actitud positiva, que conduzca a energía y acciones positivas. Indúzcase a sí mismo sentimientos de merecimiento, usted merece ser prospero. Perdone y libérese de los sentimientos de culpa.
Elige el mejor momento de su día, (preferentemente al amanecer o antes de dormir) para relajarse, leer y meditar en las siguientes afirmaciones positivas que crearán en ti nuevos sistemas de pensamientos y nuevas emociones, más positivos y productivos para tu prosperidad:
  • Merezco ser prospero y rico
  • Merezco cobrar por hacer lo que me gusta
  • Mi conexión personal con la inteligencia universal es suficiente para crear una enorme fortuna
  • El dinero es mi amigo
  • El hecho de que yo esté presente, es suficiente para obtener valiosos resultados
  • Mi bienestar no tiene nada que ver con mi éxito económico. Siempre estoy bien y agradecido
  • Perdono a mis padres y al médico por el dolor que me causaron en mi nacimiento, reconozco el amor de ellos por mí y yo siento por ellos.
  • Ahora estoy preparado para triunfar
  • Me gusto a mí mismo y por lo tanto, les gusto a los demás.
  • Perdono a mis padres por su ignorancia en el modo en que me trataron.
  • Merezco ser amado, tanto si tengo éxito como si no.
  • Mi riqueza contribuye a mi libertad, y mi libertad contribuye a mi riqueza.
  • Estoy seguro que ahora hay suficiente para mí
  • Mis ingresos son mayores que mis gastos
  • Todo dinero que gasto vuelve a mi multiplicado
  • Una parte de todo lo que gano es para ahorrarlo para mí
  • Todos los días aumenta mi riqueza, independientemente si estoy trabajando, divirtiéndome o durmiendo.
  • Todas mis inversiones son lucrativas, ya sea en dinero o en experiencia de gran valor.
  • Me libero de la escasez en mi vida
  • Comparto mi prosperidad con los demás

Estas afirmaciones fueron extraídas de audio-libros de Lair Ribeiro. Puedes escribir más afirmaciones positivas. Anótelo en lugares donde alcance ver varias veces al día y lo pueda repetir. Si puede leer sus afirmaciones frente a un espejo y en voz alta, los resultados podrían acelerarse.

Milciades Villalba Santos

Milciades Villalba Santos

Autor

Empresario de Networt Marketing, bloguero, orador, coach y educador de emprendedores.

Este blog es resultado de dos cosas: El sueño de ser un escritor, y la tranformación que supone en mi vida convertirme en empresario del Siglo XXI.

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