La muerte del empleo y la resurrección del trabajo
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Por Milciades Villalba

Fecha | 01/03/2016
Leí un posteo en redes sociales que decía “Si no encuentra un empleo, trabaja”. ¿Qué exactamente significa?
La paradójica frase contrapone entre sí dos vocablos que generalmente usamos como sinónimo, sin advertir que confundir “trabajo” con “empleo”, es vilipendiar el genuino significa de un valor humano de enorme importancia, como es el “trabajo”.
El ser humano, por naturaleza es un ser trabajador. Es decir, utiliza su inteligencia y habilidades para transformar el mundo en un hogar más acogedor.
El empleo, sin embargo, hace referencia a una condición del trabajador. Es apena una modalidad de trabajo, cuya naturaleza es circunstancial, porque pertenece a un modelo económico social de apenas tres siglos, y en plena crisis, por cierto.
Te prometo que a partir de este artículo nunca más te faltará trabajo, y sentirá tal placer con tu trabajo, que trabajarás incansablemente, pero con la mayor satisfacción del mundo. Ahora comprenderás aquel dicho “quien ama lo que está haciendo, nunca más vuelve a trabajar”.

El trabajo es un valor que dignifica al hombre.

Trabajo es toda actividad que involucra esfuerzo físico y mental, libremente ejecutado por el ser humano a fin de producir en su entorno los medios y recursos que garanticen su supervivencia y el desarrollo de su potencial.
El trabajo es inherente a la naturaleza humana. El hombre se desarrolla y se realiza por medio de su trabajo, dejando su sello en la naturaleza, creando cultura, dejando un legado a las futuras generaciones.
Cualquier otro animal nace predeterminado instintivamente a realizar ciertas tareas específicas que le permite sobrevivir. Cada especie animal “sabe” lo que ha de hacer por instinto y así sobrevive. Basta ser paloma, para actuar como paloma, hacer todo cuanto hace una paloma y morir después como paloma.
Sin embargo, el ser humano, libre por naturaleza, ha de descubrir el área de la vida en que ha de impregnar su firma existencial, y esa actividad le permitirá el desarrollo del talento único con que ha nacido.
El trabajo es un don, un valor, un medio que nos permite transcender a cualquier especie animal. Trascender las circunstancias en que hemos nacido, dejar nuestro sello al mundo, trascender incluso la muerte con nuestro legado.

¿Por qué los ricos trabajan tanto?

Hasta hace muy poco tiempo yo era uno de los que pensaba que los ricos no trabajan, que se pasan de joda en joda, haciendo que los pobres trabajen duro para ellos por un poco de su dinero. Esto fue antes de estudiar la vida, la mentalidad y los valores de las personas exitosas y prósperas y conocer algunos de ellos.
La verdad es que ellos trabajan tanto como cualquier otra persona. Al menos es así en caso de aquellos que realmente dejan huella en el mundo, están enfocado en propósitos que desarrollan lo mejor de ellos mismos y sienten en su interior la satisfacción de estar construyendo un mundo mejor para todos.
La vida en todas sus manifestaciones nos demuestra que todo está en constante crecimiento y expansión. Cuando uno termina de crecer, empieza a morir.
El trabajo es un medio para el ser humano para entrar en esa dinámica universal de crear y crecer. Un ser en contante cambio, conquistando nuevos horizontes, desarrollando nuevas habilidades, solucionando dificultados, superando obstáculos, contrayendo.
Un sacerdote italiano, conocido como Don Bosco decía siempre a sus discípulos: “descansaremos en el paraíso”. Esa es la actitud que veo en los grandes hacedores de la humanidad. No trabajan por dinero, sino por ellos mismos, por seguir dando lo mejor de sí para el mundo, por la satisfacción de fluir con la vida.

La historia del empleo.

El trabajo ha ido evolucionando de una etapa puramente artesanal, a una etapa de alta tecnología como la que vivimos hoy en día. El sistema de trabajo bajo la condición empleado-empleador se convierte en medio de vida para la mayoría recién en la modernidad, con la aparición de la era industrial. Sin embargo tiene sus fundamentos en un modelo social anterior, en la era agrícola; específicamente, la esclavitud.
No es nuestro propósito describir aquí el origen de la esclavitud y su desarrollo. Lo cierto es que, tras la aparición de la era agrícola, paulatinamente se fue diferenciando dos tipos de trabajo: el intelectual y el físico. Tras un proceso lento pero inteligente, los planeadores, los trabajadores intelectuales, se fueron convirtiendo en dueños de las extensiones de tierra, y terminaron adueñándose también del trabajo de esclavos y campesinos que les cultivaban sus tierras.
Con el surgimiento del capitalismo y la era industrial, las masas trabajadoras (esclavos, artesanos y campesinos) se convirtieron en obreros. La esclavitud fue abolida paulatinamente, pero no así la condición explotadores-explotados. Realidad que motivara ideologías revolucionarias como el socialismo, y otras no tan revolucionarias como las luchas sociales, los sindicatos, peleando por condiciones laborales más humanas.
Poco a poco el empleo fue pareciéndose menos a la esclavitud, hasta convertirse en el modelo de ingreso por excelencia gracias al sistema educativo diseñado para producir empleados altamente competentes.

El apogeo del empleo en la segunda mitad del siglo XX

La escuela pública obligatoria fue instalada e impulsada en el mundo a fin de satisfacer la demanda de manos de obra calificada en la operación industrial. Los gobiernos del mundo invirtieron para impulsar este sistema educativo, y fue muy conveniente para aquellos países en proceso de industrialización. No así para los países no industrializados.
En países menos desarrollados, la educación formal sistematizada llegó tarde, así como la industrialización. Recién en las últimas décadas del siglo XX se democratiza el acceso a las universidades de tal manera que millares de jóvenes puedan acceder a una formación profesional universitaria con relativa facilidad.
En la segunda mitad del siglo XX, la formula financiera por excelencia era: “ve a la escuela, saca buenas calificaciones, consigue un empleo bien remunerado, con todos los beneficios y asegura tu futuro”. Los empleos eran bien remunerados, seguros y con grandes beneficios, incluyendo un buen retiro o jubilación.
Ser un profesional con buen empleo era realmente buen negocio.

La muerte del empleo a mano de la revolución tecnológica

Como afirmamos arriba, la aparición de nuevas tecnologías siempre produce cambios en las condiciones laborales. En el momento histórico que vivimos, la evolución tecnológica es tal, que la tecnología no solo influye en la manera en que realizamos nuestras tareas, sino en gran medida están sustituyendo la mano de obra humana.
Las nuevas tecnologías permiten a las industrias operar cada vez con menos empleados, sin perder su capacidad productiva. Al contrario, producen mejor y a más bajo costo.
Esta evolución tecnológica hace que el empleo, tan aclamado en finales del siglo XX, sea hoy la peor fórmula financiera de cara al futuro. Si estás hoy en la universidad pensando que al obtener un diploma de graduación te estará esperando el empleo de tu vida, estás en un grave error.
La crisis del empleo es tan y tan dolorosa porque produce una fisura en la mentalidad de toda una sociedad educada, programada, domesticada, para trabajar en situación de dependencia. La programación llegó a ser tal, que las personas confunden trabajo con empleo, y cuando no encuentra un empleo se siente morir.

Que significa cuando alguien dice no hay trabajo

Cuando alguien afirma por ahí que no hay trabajo, lo que en realidad está buscando es un empleo. No está en busca de algo que lo desarrolle como persona, sino algo que le dé un poco de dinero para sobrevivir.
La peor herencia de la era del empleo es la mentalidad. Quien trabaja solo por dinero, pierde la oportunidad de prosperar. Es más, pierde gran parte del sentido de la vida. Por lo general vive una vida de poco valor, sin sentido, sin propósito alguno. Internamente piensa y vive una vida de esclavo.
Quien ha descubierto el propósito de su vida y ha decidido explorar en la profundidad de su ser para sacar a relucir sus máximas potencialidades, nunca está sin trabajo, nunca está desesperado esperando que alguien más se haga cargo de su vida. Es una persona apasionada por la vida, por lo que hace y por sus metas que nunca pasa desapercibido.
La resurrección del trabajo y la oportunidad de una verdadera libertad laboral
La crisis que representa el proceso de cambio de la era industrial a la era de la globalización representa una oportunidad para las personas emprender finalmente el camino hacia una verdadera libertad.
Las nuevas tecnologías generan a sus pasos innumerables oportunidad para que las personas asuman la responsabilidad sobre su propia vida, dedique sus esfuerzos a algo que realmente ama y brinde sus talentos al mundo, desde donde se encuentre en este momento, para cualquiera que requiera su servicio en cualquier punto del planeta.
Hasta finales del siglo pasado, las personas necesitaron migrar a miles de kilómetros de distancias en busca de oportunidades para desarrollar su talento o su trabajo. Sin embargo, en la “aldea global”, cada vez es menos necesario emprender esos viajes para prestar servicio a cualquier otra persona en el mundo a través de internet.
La interconexión y el trabajo en equipo se presentan como una mega tendencia en la nueva realidad económica mundial.

Netoworking y personal branding

Dos términos que se vuelven moda en la actualidad.
Networking, o trabajo en red, es una condición indispensable para cualquier profesional con ganas de triunfar en la nueva economía.
El profesional que se aísla está en peligro de quedar al margen del negocio. Tras la desaparición de la seguridad laboral, los profesionales necesitan establecer relaciones, crear redes, trabajar interconectado con sus colegas y con otros profesionales.
De igual manera, la marca personal (personal branding) es de vital importancia. No basta con graduarse con honores en la universidad y presentar las credenciales. Supongamos que eres nutricionista; cuando alguien necesita un nutricionista ¿Qué hará que piense en tu nombre y no en alguien más? Porque hay montones más, ¿Verdad?
La marca personal es aquello que te hace diferente y especial. Incluye tu personalidad, tu actitud, tus valores, tu imagen, tus creencias, tus conocimientos y habilidades, etc.
Necesitas trabajar duro para grabar la imagen de tu profesionalismo en tu nicho de mercado. Necesitas ser una marca potente y no lo podrás lograr a menos que de verdad ames lo que haces, lo hagas con pasión total, integridad inquebrantable y con visión empresarial.

En conclusión

Definitivamente vivimos en un mundo totalmente distinto al Siglo XX. Todos tenemos la oportunidad de trabajar e aquello que realmente amamos. Pero también todos y cada uno tenemos la responsabilidad de construir nuestro sello personal, nuestra marca, nuestra imagen y vendernos a buen precio.
Necesitamos aprender a trabajar juntos, en equipo, en cooperación. Los llaneros solitarios desaparecieron, y los espíritus competidores tienen solo un oponente con quien seguir compitiendo: consigo mismo.
No se trata de ser mejor que nadie, el camino es ser la mejor versión de sí mismo, y trabajar día tras día en dirección a ese camino.
Milciades Villalba Santos

Milciades Villalba Santos

Autor

Empresario de Networt Marketing, bloguero, orador, coach y educador de emprendedores.

Este blog es resultado de dos cosas: El sueño de ser un escritor, y la tranformación que supone en mi vida convertirme en empresario del Siglo XXI.

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